Recuerdo que cuando estudié periodismo, hace más años de los que pretendo revelar, la principal habilidad que había que poseer era la capacidad de redactar algo más o menos entendible, usando una máquina de escribir (sí, estas análogas, sin pantallas y capacidad de cortar y pegar) y siguiendo un protocolo conocido como la Pirámide Invertida. Con un poco de habilidada y algo de suerte, si se lograba dominar un poco, uno se aseguraba al menos la práctica profesional en algún diario de circulación nacional.
Pero todo cambió. O al menos eso es lo que creemos, porque en realidad no ha cambiado nada. Las escuelas de periodismo y comunicaciones siguen basando su enseñanza en la pirámide invertida. Y eso está mal. Pero peor es que el mercado de las agencias y expertos de comunicaciones siguen también pensando en términos de pirámide invertida, de notas publicadas, de apariciones en medios de prensa. Cuando buscan contratar a alguien, más a menos junior, lo que piden es que le redacten un comunicado de prensa. Es para «cachar» si saben escribir.
MAL.
La pirámide invertida está muerta. El comunicado de prensa, está moribunido. No se necesitan más expertos es leads, o en sintetizar las famosas 6 W (Qué, Quien, Cuando, Cómo, Dónde y Por qué) en un párrafo. Lo que se requiere, con un urgencia son narradores, contadores de historias, storytellers.
Cambiar el punto de referencia, desde la nota periodística hacia el de una historia, con narrativa, con personajes, con actores, con héroes y villanos y sobre todo con un punto de vista diferente. Las historias son mucho más que un artículo de tres párrafos, son un conjunto de momentos, de progresiones, de tensiones que se combinan. Son intereses contrapuestos, son conflictos, son viajes.
Un buen comunicador o periodista es alguien que debe ser capaz de ver más allá de lo obvio, de lo evidente. Debe ser capaz de entender la historia en un su escencia y de ir más allá. Si está en el ambiente corporativo, no quedarse en las descripciones de los productos o en la información de marketing. Si es periodista, no quedarse sólo en lo que dice una fuente o en la urgencia absurda de ser el primero en golpear. Sino que ir más allá, entender el contexto, los actores, los intereses en juego y los puntos de vista.
Hay que ver las cosas de manera diferente. Hay que verlas, de vez en cuando, como un niño.
En 1988, Tom Hanks obtuvo su primera nominación al Oscar por «Quisiera ser Grande» (Big) en donde interpreta a Josh, un niño de doce años que sueña con ser mayor y una tarde, en uno de estos juegos mecánicos de una feria que leen la fortuna, le pide que lo haga mayor. Al día siguiente, el deseo se hace realidad y Josh despierta como un hombre maduro que debe valerse por si mismo. Así, llega a trabajar a una juguetería (algo así como FAO Schwartz) y termina asesorando al dueño en cómo hacer mejores juguetes para niños. Si no han visto la película, hágalo, sino quédese con esta escena:
Una historia tiene múltiples niveles de complejidad. Puede transmitirse en distintos soportes (escrito, online, en 140 caracteres, en video, en infografías y en un largo etcétera.) Y lo más importante: están vivas. No son estáticas ni terminan en una nota o comunicado de prensa.
Por eso si alguna vez está pensando en contratar a un joven periodista, no le pida que le escriba un comunicado. Pídale que haga como un niño y se la dibuje.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...