PUC

El Pulso de la Opinión Pública


Tuve la suerte de asistir a la presentación del estudio sobre Periodismo y Redes Sociales, llevado a cabo por el think tank digital de la PUC, Tren Ditgital  y la empresa vanguardia comunicación. Buena presentación, buenas conclusiones y claro está, muchas interrogantes y temas para seguir explorando que se puede acceder aquí.

Pero quiero hacerme cargo de un par. Durante la parte del debate, en donde participaron activamente como panelistas Andrés Azócar (@andresazocar) y  Eduardo Arriagada (@earriagada), la discusión se centró en un pequeño detalle olvidado de una de las slides que hablaban de la utilidad de las redes sociales para los periodistas en Chile.

Un 69% de los encuestados respondió que las usaban para sentir «el pulso» de la opinión pública.

Slide1

Las implicancias, al menos desde mi punto de vista, fueron inmediatas. Lo que nos dicen los periodistas es que la Opinión Pública -ese ente imposible de abordar pero que el periodismo busca interpretar y defender- está vivo en las redes sociales. Se manifiesta de manera inmediata, en tiempo real. Twitter es así su principal caja de resonancia y lo que se dice en las redes es lo que piensa la Opinión Pública.

El simplismo de la afirmación da susto. La sobresimplificación es peligrosa. Frases de 140 caracteres no son capaces de reflejar la Opinión Pública, pero están causando impacto. Generan ruido, amplifican tendencia, ayudan a modelar -incluso- la agenda temática. Por lo tanto -siguiendo la misma simplificación- un tweet que es altamente compartido se considera como algo que interpreta a la opinión pública. Y el que genera más viralización de sus contenidos, es el rey.

Pero no es la opinión pública la que habla allí. Es sólo una muestra. Más segmentada, opinante, vociferante, intolerante, anónima y ahora influyente. La tentación es clara y es que para ser exitoso hay que seguir lo que pasa en las redes, que es como la calle, pero 2.0. Y sabemos cómo eso puede terminar.

El otro detalle que me llamó la atención tiene que ver con la influencia de las redes sociales en los periodistas y en los medios en que ellos trabajan. Un porcentaje importante, 58%, dijo que lo pasaba en las redes sociales marcaba la pauta noticiosa en general. En tanto que un 42% menciona que efectivamente impacta en las decisiones editoriales del medio en el que trabaja.

Slide2

O sea. La redes no sólo son la opinión pública, sino que además definen la agenda. Tal vez me adelanté mucho, pero no deja de ser provocador.

Cómo para seguir la conversación. ¿Es tan así? ¿Está cambiando el periodismo o sólo está cambiando la forma en que se hace el periodismo? Temas para otras columnas, para otras conversaciones.

Tal vez en las redes sociales.

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Sobre Storytelling Digital


Esta semana tuve el privilegio de ser invitado a dar una charla sobre storytelling digital en la facultad de comunicaciones de la Universidad Católica. La idea dar una especie de introducción al tema a los nuevos alumnos del diplomado en Redes Sociales y mostrar cómo poder construir buenas historias utilizando las herramientas digitales que existen hoy en día. Así es que gracias a Daniel Halpern @d_halpern por la invitación y la oportunidad.

Pero debo decir también, que me ha llamado la atención el interés que la presentación ha generado en muchas personas y que incluso les hubiera gustado participar. Por lo que voy a hacer una especie de mini-resumen de lo más importante.

Lo primero es entender y creerse el cuento de que el principal rol, función o razón de existir de todos aquellos que nos dedicamos a las comunicaciones, somos en el fondo contadores de historias. Desde el periodismo duro, ese de trinchera o investigación hasta la publicidad más banal, pasando por la comunicación estratégica, la política, la interna, la de los ejecutivos importantes, todos somos contadores de historias. Y no aspiramos a cualquier cosa, sino que queremos contar historias que resuenen, que queden en el tiempo, que marquen una diferencia.

Que sean inolvidables.

Pero en la locura del día a día, de la crisis de corto plazo, del sacar la pega los más rápido posible, nos olvidamos de la necesidad de contar buenas historias. Ese es el foco.

La irrupción de las redes sociales y de la constante y permanente uso de herramientas digitales para comunicarse e interactuar han cambiado la forma en que hoy se pueden construir las historias. Lo digital rompe con la linealidad, la idea de un continuo. Lo digital cambia el foco, desde la importancia de una pieza de comunicación (un comunicado, una artículo, una nota, un aviso) hacia el de una construcción por parte del usuario o de la audiencia. Es una lógica más de «búsqueda del tesoro», en donde el rol de los comunicadores es el construir las diferentes piezas y luego situarlas en un mapa «virtual» para que las personas vayan armando el rompecabezas. Algo así.

Mapa del Tesoro

Pero esto no cambia algunos fundamentales. El contenido sigue el siendo el rey. Sólo que ahora lo vemos y lo tratamos de manera distinta.

Sin embargo, el contenido no está sólo y tal vez cómo nunca antes, el contexto está más presente que nunca. Desde el macro contexto, de los grandes temas sociales y valóricos en los cuáles las historias se desarrollan, hasta los micro-contextos, más personales e íntimos, que hoy están más expuestos por la creciente proliferación de sensores en todos los dispositivos que conocemos y usamos y que dan lugar a la Internet de las Cosas.

Desarrollar grandes historias que sean capaces de cautivar a la audiencia, de que busque y encuetren su tesoro, y que respondan al contexto cómo esperamos. Ese es el desafío y eso es lo que nos debe quitar el sueño.

Tal vez la próxima ronda debiese ser una especie de foro, e invitando a otros «storytellers» y a ver si se nos ocurre algo nuevo. Quien sabe,

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