El concepto es bastante simple. La ubicuidad de los medios, de las cámaras que hoy están presentes en más de 15 millones de teléfonos móviles en Chile, de que cualquiera puede iniciar una campaña viral en twitter (para bien o para mal), que cualquiera puede transformarse en una fuente, que cualquiera puede filtrar información, es un valor básico en una sociedad transparente. Que todos estamos expuestos a que todo se sepa, a que nada es privado. Vivimos en una casa de cristal.
Pero global.
Para las empresas, organizaciones y líderes de opinión, de todos los ámbitos es un hecho. Pero si lo vamos a hacer, hay que hacerlo bien. No a medias, porque entonces los resultados son horribles. En todo el Pentagate pareciera que la casa de cristal tiene los vidrios sucios. Todo lo que se sabe son transcendidos, es decir, información que viene desde la opacidad, desde los rincones más oscuros de la máquina político-judicial que se aprovecha del hambre del golpe periodístico para «informar» primero pero no mejor.
Por eso que esta selección de personas «nombradas» en el expediente tenga un tufillo de operación política más que de investigación judicial. Tiene más de manipulación que de transparencia. Los columnistas, opinólogos políticos (incluidos diputados y senadores de lado y lado) han salido a rasgar vestiduras sobre la importancia de la transparencia, basándose en información que es más un rumor, una filtración y que buscan la gloria del golpe político o comunicacional.
Todo bien, hasta que nos damos que en la casa-realty-de-cristal estamos todos. Y lo que hoy decimos y declaramos queda registrado. Lo que hacemos y dejamos de hacer.
Me pregunto entonces, cuando a todos estos opinólogos que rasgan vestiduras por la transparencia les llegue su turno, sus quince minutos para explicar por qué hicieron algo o dejaron de hacerlo. Seguramente hablarán de privacidad indivual, del espacio propio, vital, íntimo que ha sido vulnerado.
Pero en las casa de cristal eso no existe. Y si no lo entiende, no entre al juego. No diga que no le advirtieron.