El New York Times publicó algunos artículos en español hace unos meses. Eran traducciones de artículos en inglés publicados poco antes. El primero que encontré fue sobre el acercamiento entre Cuba y EEUU, de tono eufórico. Poco tiempo después encontré otro sobre Venezuela, criticando al gobierno del presidente Maduro. La crítica a Maduro me resultó mucho más fuerte que lo publicado por medios de América Latina sobre el tema. Al principio lo descarté como un efecto de la traducción, que empleaba palabras poco usuales en los medios en idioma español, como «desplomo». Después noté que el uso de las palabras era deliberado: «rogando», «mediocremente», «errático», «despótico». Al no usar estas palabras, los medios de la región están enfriando las críticas al gobierno de Venezuela, aun declamando su oposición.
Esto me recordó algo que estudié hace años sobre la relación entre fuentes y medios. Muy jóvenes y muy ingenuos, una clase de estudiantes de comunicación discutimos exasperados la revelación de que todos los medios son pro sistema al depender del estado de derecho. Las personas más indicadas para elaborar sobre el tema son profesores de comunicación como Federico Rey Lennon o Gabriel Curi. Por mi parte, aquí en EEUU he visto periodistas referirse al efecto frío («chilling effect«). En este contexto, el efecto frío es la inhibición de la libertad de expresión por la amenaza de acciones legales. En lugar de atribuir la virulenta crítica del artículo en español del New York Times a una traducción incompetente, me pregunté si atribuirla a la baja probabilidad de represalias. Ya no causa ninguna sorpresa oír a presidentes latinoamericanos echarle la culpa de todo a los medios. Lo sorprendente es que sea una manera efectiva de enfriar las críticas. Los presidentes culpan a los medios porque funciona.
¿Qué pueden hacer los medios? Al revés de las teorías conspirativas, las empresas más arrogantes del mundo han aprendido a los golpes que no se puede ganar una competencia contra el gobierno. La práctica de comunicación recomienda desactivar el ciclo. En América Latina no tenemos muchos presidentes como Obama, quien dijo «estoy dispuesto a morir defendiendo el derecho de quienes me critican» (que son muchísimos). Para sobrevivir en el ambiente hostil de la región, los medios deben atender su negocio y asegurar que los clientes tienen información sobre algo más que los últimos dichos del presidente. Traducido: en lugar de la tapa, el lugar para rebatir al gobierno es la sección de opinión. Sin ahorrar palabras.
Victor Aimi