Política

No me gusta: Los riesgos de las noticias móviles


Folha m 21Jan2015

Todos los argentinos estamos conmovidos por la muerte del fiscal Nisman. En mi caso, un aspecto que me llamó la atención es que la Presidenta Cristina haya decidido publicar sus declaraciones sobre el tema en Facebook.

Como en muchos países, en Argentina la Presidencia de la República tiene a disposición todos los canales de TV y las radios del país para emitir declaraciones de importancia en vivo, mecanismo conocido como «cadena nacional». Es habitual que la Presidenta use la cadena nacional. También está a su disposición el cuerpo de prensa dedicado a cubrir las actividades del presidente y por supuesto, el sitio web de la presidencia. Entre todos estos medios, me resultó llamativo que la Presidenta haya elegido Facebook para publicar sus comentarios sobre la muerte del fiscal.

Es el mismo medio en el que voy a publicar un link a este post. Facebook es muy efectivo para diseminar información a nuestros celulares, mediante las notificaciones. Otros apps pueden tener o no permiso de interrumpirnos en cualquier momento en nuestros teléfonos. Facebook, en cambio, es muy probable que esté autorizado.

Los medios más avanzados explotan las notificaciones de Facebook para aumentar el tráfico en sus sitios. De hecho, los hábitos de consumo de noticias han cambiado tanto que los medios más vanguardistas como Quartz, que conocimos gracias a Denken Uber, se están replanteando la importancia de las tapas. Si las noticias más relevantes nos encuentran mediante las notificaciones móviles, se preguntan estos medios, ¿para qué seguir todo el proceso editorial que desemboca en la tapa?

Ahí viene lo más curioso. Esta nota de Facebook de Cristina en particular hace referencia a 3 tapas del diario Clarín de Argentina. Son las únicas ilustraciones de la nota. Es decir, la nota usa el medio más efectivo del momento para hablar del medio histórico por excelencia. Como el tango electrónico, es una manifestación ultramoderna de nostalgia.

También es una imprudencia colosal. Sin entrar en el contenido de la nota presidencial, publicar sólo en Facebook elimina todo el contexto, el marco, que les da a las tapas su valor en la comunicación. Pone la declaración de la presidenta entre el cumpleaños de mi cuñado y las vacaciones de mis amigos. O, como pasó con la página móvil del Folha de S. Paulo que reprodujimos aquí, justo arriba de las manifestaciones por el nudismo en Brasil.

Sin duda el lugar de un presidente es junto a su pueblo, pero todavía estamos por entender todos los efectos del cambio a las noticias móviles. Mientras tanto, mejor cubrirnos con una buena tapa.

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El Asesor


Acá en Chile el verano está que arde. No tanto por lo alta de las temperaturas -que superan los 33 grados últimamente- sino por el desfile de desatinos políticos-comunicacionales y empresariales políticos. Desde la entrevista de la  ex ministra de Salud Helia Molina hasta las últimas frases para el bronce del caso Penta, coronada por el #ErrorInvoluntario de la senadora Ena Von Baer. Dentro de los millones de caracteres escritos, tinta derramada, hojas impresas, minutos de televisión  y demases siempre al final de la conversación surge. «Es que estaba mal asesorada» o mejor aún «¿Qué clase de asesor tiene que les deja decir semejantes cosas?

¿Se imaginan si no hubiesen tenido uno?

El caso más paradigmático es el de Helia Molina. Hace un tiempo escribí una columna sobre cómo las personas entrevistadas sentían que habían sido sacadas de contexto luego de una entrevista Al parecer la señora Moilna o sus asesores no la leyeron a tiempo. Pero el fondo de la cuestión sigue siendo el mismo, hay que hablar en la medida en que existe algo que decir y aportar. Tener claridad en el mensaje, en su forma y su contenido, antes de entregarlo. Pero ante todo evitar tentaciones del tipo «es que ya estábamos terminando la entrevista y me sentía con un poco más de confianza y por eso lo dije así» o confiar en que se puede invocar el Off The Record durante la entrevista.

Un tema complejo, como el aborto terapéutico no se pueden dar a arranques de «sinceridad» o «salidas de libreto». El tema es un tabú en la sociedad chilena y comunicacionalmente debe ser abordado con la máxima preparación. Cualquier desvío puede significar que el tema se estanque, retroceda o peor aún, que muera.

En poco tiempo La Moneda le quitó validez a sus declaraciones sobre las clínicas del barrio alto que hacen abortos escondidos como apendicitis, sin dar pruebas o caso concreto alguno. Molina falló en entender que tanto la forma como el fondo son igual de importantes en la comunicación de hoy. Sobre todo si tienes rivales políticos atrincherados y enredados en su propio laberinto que buscan cualquier excusa que les permita quitarse del foco.

Aquí no falló el asesor, falló el vocero.

La única culpa de él en todo caso es no haber tenido la capacidad de dar por terminada la entrevista en el momento preciso.

En general, a más larga la entrevista, mayor probabilidad de meter las patas. Unos treinta minutos es un tiempo suficientemente largo. Más allá de eso se entra en terreno desconocido. Más allá, hay que tener un vaso de agua que «sin querer» se puede dar vuelta…

El caso de la senadora es aún más llamativo. Hace unos meses, cuando el caso Penta comenzaba a salir a luz, y se filtraban los nombres de los políticos que habrían recibido dineros «por afuera» para financiar sus campaña, Ena Von Baer, senadora por la región de Los Ríos fue enfática en señalar que no correspondía hacer declaraciones sobre la base de filtraciones y que ella no estaba involucrada.

La entrevista de Ena Von Baer, ex Vocera de Gobierno durante la administración Piñera, fue tajante. Negó toda clase de contactos con los dueños del grupo Penta ya sea porque se emitieron boletas de honorarios por servicios no prestados o por cómo le pregunta Daniel Matamala de CNN le pregunta directamente si ella le pidió apoyo a Carlos Alberto Délano (minuto 2.00) del video.

Semanas después se publica el correo electrónico donde ella misma le pide dinero, unos 100 millones de pesos de chilenos o poco menos de US$200 mil dólares. La explicación de ella es que se debió a un «error involuntario».

Este en típico caso de una persona sobreconfiada en sus capacidades que ante el vendaval terminado buscando apoyo, ya no de gente que pueda entender más o menos de comunicaciones, sino de abogados cuyo foco es la interpretación de un tribunal y no de personas comunes y corrientes. La distancia entre la su congruencia entre lo que dice y hace es ya hoy muy amplia y pierde credibilidad en cada minuto que pasa.

¿Asesoría? Es posible, pero tendría que ser casi un milagro para que se salve, pero ojo que no siempre es culpa del asesor. No importa que tan bueno sea uno, si el estimado mete las patas o simplemente no le da, no hay asesoría que sirva.

No, No, No y No, porque No.


Hace algunos meses, después de la aplastante votación de Michelle Bachelet en la segunda vuelta electoral, se daba inicio al proceso de renovación en los principales partidos de derecha. Que había que poner caras nuevas, gente joven, con una mirada fresca, con puntos de vista nuevos. Bueno pues, a poco más de un año de ese momento la señal es clara. Ernesto Silva asumió en la UDI y el partido se hizo aún más conservador, más intolerante, más xenófobo, más reducido. Es en realidad, un Tea Party chilensis, que busca rescatar la identidad de lo que realmente significa ser chileno, siempre y cuando esa definición sea la de ellos. El resto, son peligrosos, enemigos, aprovechadores y usurpadores.

Debo reconocer que en algún momento le tuve fe. Pensó que podía cambiar el texto fundacional de la UDI y no le alcanzó. Y ayer, luego de leer su entrevista pensé que estaba leyendo a una senador republicano, desde esos pro Tea Party, como Ted Cruz. La cita es así «“nosotros creemos en la libertad de los papás y nuestro propósito es detener esta reforma. Vamos a tratar de usar todos los mecanismos que permitan convencer para generar cambios. Y si se aprueba esta reforma como está, nuestro programa de gobierno se enfocará en revertirla».

O sea, un muy adulto No, No, No y No, porque No.

Todo el esfuerzo de la oposición será entonces destruir, obstruir, negar. Usar todas las armas disponibles para eso, incluso si eso significara usar aquellas que signifiquen su propia destrucción, como buscar resquicios por el Tribunal Constitucional, validando así a todos quienes quieren una nueva constitución ya que la actual no es capaz de interpretar el país que queremos construir. Sólo subirá la presión para una asamblea constituyente en donde un grupo minoritario como la UDI no tiene nada que hacer.

Ernesto Silva y sus amigos están polarizando el país llevándolo a una retórica extrema, donde finalmente el gobierno se va a ver obligado a usar los votos y no dialogar, porque simplemente no se puede. Y ahí perdemos todos.

Negarlo todo, obstruirlo todo, revertirlo todo. Construir, nada. Igual que el Tea Party de Estados Unidos, extremando argumentos, aumentando la intolerancia. Pero el sistema político es disitnto, no es le mismo, ni las elecciones parlamentarias son iguales ni la elección presidencial es igual. Creer que la formula de allá funciona acá es no entender mucho.

La UDI además le terminó haciendo un favor a Eyzaguirre con el show de la interpelación. La diputada Hoffman, otra de las representantes de esta nueva camada simplemente no pudo y más que ayudó a validar la reforma y al ministro de Educación que otra cosa.

Porque la estrategia es clara, hacer ruido, como sea, donde sea. Extremar los argumentos y gritar más fuerte. Si no es Silva, es Hofmann, es Macaya, es Axel Kayser con su ya memorable columna en donde grita, con signos de exclamación que La Educación no es un Derecho.

Y se produce un espejismo. Una cosa es decirse un partido de clase media y otra muy distinto es serlo. Es fácil decir que los diputados de la UDI están con la gente mientras graban un video viral en un hermoso parque en las zonas más elegantes de Santiago, con un montón de autos cero kilómetro en el fondo.

El país necesita una oposición de verdad, con argumentos y visión de país. Pero al parecer trajeron a los cabros chicos y cuando se les acaban los argumentos usan el viejo y querido No, No, No y No, porque No.

Heroína se Busca


No ha sido un mes fácil para los políticos. Por el lado de la UDI y la derecha se la pasaron tratando de explicar lo inexplicable, en un vendaval de acontecimientos en donde se vieron forzados a respaldar a los grandes empresarios que financian campañas con malas prácticas, curas amigos culpables de abusos a menores, militantes procesados por derechos humanos y una citación al ministro de educación por los dos papás de Nicolás.

Pero al otro lado la cosa tampoco es fácil. La caída en la encuesta Adimark está dando cuenta que una cosa completemante distinta es cuándo se está en medio de la refriega política. El problema, y esto Bachelet lo tiene clarísimo, es que se le enredó la historia, la narrativa. Nadie entiende nada, cuál es el alcance de las reformas, si se va a pasar la retroexcavadora o no, que si la reforma educacional es sobre la plata que se va a gastar en comprar colegios o hay algo más, que si la reforma tributaria afecta o no a la clase media y al crecimiento económico. La orden del día a los ministros es que expliquen mejor sus reformas.

En siete meses, la administración Bachelet está inmersa en la confusión. Se les perdió el guión. Aunque en estricto rigor no es asi, más bien es que la historia la secuestraron los personajes secundario. La heroína desapareció.

En la lógica de un épica, que es la narrativa que está detrás de la Nueva Mayoría, en la lucha para vencer uno de los villanos más implacables jamás enfrentados, que es la desigualdad (y con ella su principal secuaz, el neoliberalismo) el héroe – o mejor dicho la heroína en este caso, va enfrentando a distintos secuaces en el camino antes de la un gran enfrentamiento final. Y nunca va a estar sola, siempre encontrará encontrará apoyo y contará con fieles escuderos que la llevaran hasta el final de la historia.

Pero la clave, la historia, está en la heroína. No en los escuderos, no en los personajes secundarios. Si la heroína se retira de la historia, toda la narrativa se cae. Y si son los personajes secundarios los que se toman el hilo conductor, la épica está condenada al fracaso.

Y es esto lo que no han entendido los ministros. Cuándo la Presidenta manda a sus ministros a explicar mejor sus reformas, les está pidiendo que hagan lo básico que explicar en simple en qué consiste todo esto. Pero, muy a pesar suyo, aunque no lo quiera, ella es la que debe aportar la claridad. Ella es la que tiene la visión. Ella ve el bosque. Achacar a su equipo esta falta de claridad es injusto.

Porque lo siempre que siempre caracteriza a la heroína en que sabe lo que tiene que hacer, tiene la claridad de la tarea que debe ser realizada. Podrá flaquear, sentir que es demasiado, que el objetivo es inalcanzable y que la lucha puede ser inútil, pero siempre sabe lo que tiene que hacer. Siempre encuentra el momento para dar el paso correcto.

Un amigo alguna vez me comentó que Bachelet es algo así como la mamá de los chilenos. Pero la cosa hoy no está para la madre de todos, está más para una heroína épica. Más Juan de Arco que Florence Nightingale.

Disonancia


Toda estrategia de comunicaciones que se precie de tal debe cumplir dos principios básico. El primero es tener clara cuál es la identidad de la organización o producto. Es decir, la esencia químicamente pura, las razones por las cuáles existen, cuál es su visión del mundo y cuáles son sus valores.Teniendo eso resuelto es que se puede dar el siguiente paso, que es la construcción de la narrativa. Del relato.

Cuando estos elementos se alinean de manera armoniosa, es posible gestionar la imagen, la reputación, el posicionamiento. Y si estos elementos no están alineados, lo que se generar es el opuesto de la armonía: disonancia.

Eso es lo que le pasa a la UDI. No es que no tengan un relato. Es que lo que tienen no conversa con la identidad de la organización. Y lo que puede ser más grave, tampoco tiene vasos comunicantes con el contexto. Su relato tampoco es armonioso con el contexto, o con al menos una parte importante de éste.

En siete días, la nueva generación de líderes de la UDI (que son una especie de Tea Party chilensis), jóvenes, profundamente conservadores en lo moral, profundamente doctrinarios en lo neoliberal ha entrado en sucesivos en a lo menos cuatro momentos de disonancia grave: Ha tenido que salir a contratacar con lo que tenga las vinculaciones con el financiamento de sus campañas a través del grupo Penta. No tanto porque haya un vicio en el sistema, sino porque se trata de uno de los miembros clave del partido como Carlos Alberto Délano. Luego se vio forzada a prestar apoyo al sacerdote John O’reily, el «cura de la élite» y con profundos lazos en el partido, luego de que fuera encontrado culpable de abuso infantil reiterado con una niña del colegio Cumbres. Y para cerrar la semana, se vio forzada a tener que apoyar, al menos en la forma un poco fría y distante, al ex alcalde de Providencia tras ser smoetido a proceso por su participación en hechos de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Y para rematar, se opusieron abiertamente al cuento de los Dos Papás de Nicolás que el gobierno está distribuyendo en los jardines infantiles.

Cuándo el país pide más transparencia, la UDI responde con el caso PENTA. Cuando el país quiere cuidar y proteger a los niños de los abusos sexuales, la UDI le presta comprensión al cura O’Reily. Cuándo el país quiere justicia por lo que pasó durante el período más oscuro de nuestra historia, la UDI apoya a Cristián Labbé. Y Chile quiere tolerancia, igualdad y discriminación, parlamentarios de la UDI citan al ministro de Educación para qué dé explicaciones.

Y aquí es cuando el relato de la joven UDI no se alinea con la identidad, con el pasado y ser profundo e íntimo de la UDI. Esa es la disonancia. Y si no se resuelve pronto se va a quebrar.

El desafío de un proceso de cambio cómo el que proponen los nuevos miembros de la «patrulla juvenil» de la UDI es que todos los miembros del partido tienen que estar dispuestos a repensar su identidad, desde lo más profundo y creerlo y vivirlo como el día uno. Tuvieron su oportunidad de reescribir los estatutos (la identidad de todo partido político) y no lo lograron.

La disonancia es evidente. Y la fractura, inevitable.